El ajetreo tras el indulto de "Campanero" fue tremendo. Al toro le hicieron una cura de urgencia, y enseguida el camión desandó el camino hasta la finca. Acompañando al héroe, el mayoral de la ganadería. El animal se descargó cuando el sol todavía no había empezado a salir en el horizonte, allí lo esperaba el veterinario y todo el personal de la finca. Y, cuando "Campanero" fue metido en el cajón de curas para sanear las heridas, todos echaron en falta al mayoral, que se alejaba a caballo con las primeras claras del día, camino de la zona más tupida e inaccesible de la finca, aquella donde estaban las vacas de vientre.
Cuando volvió le preguntaron dónde había estado, y contestó "Buscando a "Niebla", y cuando la he visto le he dicho: Vengo a decirte que he traido un hijo tuyo, vivo". Y la gente que había allí volvió a preguntarle qué había pasado, y el mayoral les dijo "Que "Niebla" me miró... y me entendió".
Cuando volvió le preguntaron dónde había estado, y contestó "Buscando a "Niebla", y cuando la he visto le he dicho: Vengo a decirte que he traido un hijo tuyo, vivo". Y la gente que había allí volvió a preguntarle qué había pasado, y el mayoral les dijo "Que "Niebla" me miró... y me entendió".
Así, tan sencillo y tan grandioso, tanto que lo estoy escribiendo y los pelos se me han vuelto a poner como escarpias cuando imagino a ese hombre de campo, curtido en mil batallas, buscando a esa vaca una alboreá del mes de junio para decirle que su hijo había conseguido el mayor honor que puede lograr un toro bravo. ...."LA VIDA"
Foto: Archivo |
es muy bonita la historia y tiene una segunda oportunidad en la vida para no sentirse una madre no orgullosa
ResponderEliminarASOMBROSO, VAYA HISTORIA BONITA, LA VERDAD QUE SE ENCOJE EL ALMA CUANDO ESE MAYORAL VA EN BUSCA DE LA VACA MADRE... MAGNIFICO
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