Se cumplen 100 años desde que el marqués de Albaserrada fundara su ganadería y para celebrar esta importante efeméride que mejor manera que con un libro, un libro en el que el amigo Antonio Berenguel me ha encargado “emborronar” unas pocas páginas. Gracias Antonio.
A no más de 40 kms. al sur de Trujillo (Cáceres) y unos 65 kms. de Mérida (Badajoz), uno se encuentra con la ganadería “Adolfo Martín Andrés”. Bonitos parajes, zona de monte bajo donde predominan las encinas, cálida y húmeda, con pasto fino rico en nutrientes que adornan la sierra de Santa Cruz por una parte y por otra la de Montánchez. Su ganadero y representante es D. Adolfo Martín Escudero, nacido en Galapagar (Madrid) en 1947, quien junto con su hijo Adolfo, incorporado plenamente a las labores ganaderas lo que asegura la continuidad de este encaste, tanto en lo personal como en lo ganadero (vive en Trujillo con su mujer y sus dos hijos Adolfo y Natalia), el mayoral José Antonio Naharro y el resto del equipo ganadero, formado por Miguel, Gregorio y Antonio, y circunstancialmente la inestimable ayuda de Carlos, crían el toro manteniendo ese equilibrio ecológico y medioambiental con la flora y fauna de la dehesa, con afición, paciencia, esmero y una rigurosa selección.
La abuela paterna del ganadero decía “en esta casa eres más importante si eres animal que si eres persona”, filosofía que en su día le transmitiera su abuelo Venancio y continuara su padre Adolfo, que demuestra su pasión por la ganadería, una vida entregada a la búsqueda del toro bravo, que viene de un profundo conocimiento del toro y su hábitat, como aficionado cabal que es su forma de entender esto no admite dudas sobre la integridad del animal que cría, que vive por y para el toro que es su pasión.
Como dicen que los toros se parecen a su criador, D. Adolfo es persona afable y sencilla, campera en toda la extensión de este término, pero a la vez “encastada”, amigo de sus amigos, directo y sin rodeos en sus planteamientos, al que hay que hacer muy bien la “lidia humana” como a sus albaserradas, cuando es así se entrega sin condiciones. Da gusto conversar con él, porque con esa sabiduría sencilla de hombre de campo a la vez que ilustrado, sabe escuchar y aderezar la conversación con anécdotas, vivencias familiares, añoranzas y deseos presentes y futuros, con esa personal ironía socarrona. Su plaza de referencia es Madrid “el toro de Madrid ya se sabe como es, dos pitones muy grandes, las puntas muy finas, en tipo y rematado”, valora en gran medida al aficionado tomando como referencia al de Francia con sus Comisiones Taurinas .
Los “adolfos” como los llamamos coloquialmente los aficionados gozan del apoyo de la afición exigente y amante del toro encastado, bravo y humillador. De los datos históricos de la ganadería habrá otros que con más criterio y conocimiento hablarán en el desarrollo del presente libro, solo decir que durante unos años la tuvieron conjuntamente su padre D. Adolfo y su tío D. Victorino, hasta que en 1991 se produce la separación quedándose D. Adolfo con las vacas herradas con la "V", que en 1992 la cede a su hijo D. Adolfo Martín Escudero, quien en 1997 solicita el ingreso en la Unión de Criadores de Toros de Lidia que se produce en el año 2000 manteniéndose también en la Asociación, debutando en Madrid, cogiendo antigüedad, el 31 de mayo de 1998 con una corrida que en palabras del ganadero fue “dura, complicada y encastada” que no pudo disfrutar su padre que había fallecido en febrero.
En cuanto a las características zootécnicas escribirán plumas más doctas y del toro que busca, del comportamiento y de su lidia que mejor definición que la que da el propio ganadero “hoy se quiere un toro que transmita emoción, que humille y tenga una embestida templada, busco un toro que haga buena pelea en el caballo pero después que dure en la muleta, estamos hablando de un toro que embiste y que humilla, pero claro hay que engancharle, hay que ponérsela y hay que esperarle y torear, para matar estos toros no hay que ser especialista, hay que tener oficio y hay que haberse puesto delante antes para saber las reacciones”
Las otras dos fincas, son en primer lugar, como referente, "Los Alijares", que perteneció al matador de toros Gabriel de la Casa, donde están los toros de saca, los utreros, los añojos y los sementales que no están cubriendo, además de los machos que por una u otra razón se encuentran lesionadas, lo que el ganadero y mayoral llaman de forma coloquial “el hospital”. y "Caballerias de Piedras Labradas", situadas ambas en el término municipal de Escurial (Cáceres), con extensiones similares a las anteriores.
El campo bravo de esta ganadería se completa con la finca “Las Mariposas”, que D. Adolfo compró al extraordinario aficionado Salvador Valverde (“Salva”), para los amigos y aficionados que siempre recordaremos su voz en la plaza de toros de las Ventas con ese eterno interrogante de “¿A quien defiende la autoridad?”), donde hasta su muerte intentó dar contenido a la ilusión de su vida, que no era otra que la de ser ganadero de bravo lo que intentó con una punta de vacas de Fuente Ymbro y Cebada Gago. Ubicada en el término municipal de Almoharín, de unas 50 hectáreas , goza de unas magníficas instalaciones donde actualmente se realizan los tentaderos.
Tuve el privilegio de conocer a D. Adolfo allá por 1997 cuando lidió una novillada, de lo que tenía de Carabias en Galapagar, en Majadahonda, siendo Concejal de Festejos Juan Ossorio, amigo y natural de Mérida, en la que debutó con caballos el novillero emeritense Pedro Pineda “Pedrito de Mérida”.
Desde ese día debo decir que, como todo en la vida con sus luces y por qué no decirlo con alguna sombra porque yo también tengo una lidia, he podido disfrutar y aprender a través de la amistad entablada con este peculiar y singular hombre, que no dudo perdurará siempre. No puedo olvidar aquella tarde en San Lorenzo del Escorial cuando después de una corrida en la que estuvimos los dos en el tendido y quedamos posteriormente para tomar un café y comentar el festejo, en el que toreaban Curro Vázquez, José Miguel Arroyo “Joselito” y un José Tomás que los barrió a los dos, estuvo sencillamente magistral, en el transcurso de la amena conversación que compartimos con Paco Alcalde que apareció por allí, me dice “Pedro. ¿por qué no te vienes mañana conmigo a Benavente?, tengo que ir a un pueblecito donde el Alcalde es amigo mío, fuimos compañeros de carrera y me ha pedido que de el pregón de sus fiestas, por la noche después hay vaquillas”, le contesté “espera un minuto, voy a consultarlo con la parienta”, me dieron la preceptiva autorización, pasamos un par de días extraordinarios y como no recordar otro viaje que hicimos a la Val D’Uxó (Castellón) a un acto organizado por el amigo José Porcar de la Peña “El Natural”, y las noches de las presentaciones en Mérida de nuestra revista “Cerro de San Albín” en la que en innumerables ocasiones contamos con su presencia en la mesa o en el tendido así como la de todo su equipo ganadero.
Desde ese día debo decir que, como todo en la vida con sus luces y por qué no decirlo con alguna sombra porque yo también tengo una lidia, he podido disfrutar y aprender a través de la amistad entablada con este peculiar y singular hombre, que no dudo perdurará siempre. No puedo olvidar aquella tarde en San Lorenzo del Escorial cuando después de una corrida en la que estuvimos los dos en el tendido y quedamos posteriormente para tomar un café y comentar el festejo, en el que toreaban Curro Vázquez, José Miguel Arroyo “Joselito” y un José Tomás que los barrió a los dos, estuvo sencillamente magistral, en el transcurso de la amena conversación que compartimos con Paco Alcalde que apareció por allí, me dice “Pedro. ¿por qué no te vienes mañana conmigo a Benavente?, tengo que ir a un pueblecito donde el Alcalde es amigo mío, fuimos compañeros de carrera y me ha pedido que de el pregón de sus fiestas, por la noche después hay vaquillas”, le contesté “espera un minuto, voy a consultarlo con la parienta”, me dieron la preceptiva autorización, pasamos un par de días extraordinarios y como no recordar otro viaje que hicimos a la Val D’Uxó (Castellón) a un acto organizado por el amigo José Porcar de la Peña “El Natural”, y las noches de las presentaciones en Mérida de nuestra revista “Cerro de San Albín” en la que en innumerables ocasiones contamos con su presencia en la mesa o en el tendido así como la de todo su equipo ganadero.
Y mención especial, por supuesto, esas fundamentales labores ganaderas de los herraderos (nuestro ahijado “Mulillero” herrado por mí con el nº 4 el 2 de noviembre de 2007), tentaderos, embarques…y los días en que simplemente íbamos a charlar un rato mientras les daban de comer veíamos los toros y los “arretrateros” sacaban buenas fotografías, y aquellos que hemos coincidido cuando lidiaba especialmente en Madrid, días de nervios lógicos, días de triunfos y de decepciones. Es un “correcaminos” incansable en sus largas rutas acudiendo a charlas, conferencias y actos en los que la afición le reclama.
Llegar a “Los Alijares”, núcleo gordiano de la ganadería, es como llegar a casa. un remanso de paz y criadero de bravura. Imagínenselo, como describe el amigo Miguel Ángel Baños “un día cualquiera, soleado, nuboso, con niebla o incluso lloviendo”. Por una parte están las instalaciones ganaderas como la placita de tientas y el embarcadero, por otra la vivienda familiar, que tras ser reformada habita actualmente el ganadero que con anterioridad, durante años, se alojaba en establecimientos hosteleros de Miajadas.
Y sobre todo el protagonista, el toro, en su hábitat, recurro nuevamente a Miguel Ángel que lo describe con estas bellas palabras “testigo de los trajines nocturnos del mochuelo, del cárabo o del búho real, a buen seguro que más de un susto se tiene que haber llevado algún toro al oír posarse en la rama de una encina a la más majestuosa de las aves nocturnas. Amanece, rabilargos, urracas, abejarucos, estorninos, cucos y pequeños pajarillos como carboneros, herrerillos y ruiseñores comienzan su lucha diaria por la vida. Todo este trajín de idas y venidas en busca de comida irá acompañado de la banda sonora que forman sus cantos y silbidos mezclado con el sonido de los cencerros de los bueyes y el bramido desafiante de los toros. Un lagarto se asoma a una gran roca de granito redondeada por la erosión y el paso del tiempo, mientras a dos metros, debajo de él, un gran toro cárdeno sestea a la sombra que le ofrecen las piedras y las encinas.”
Y sobre todo el protagonista, el toro, en su hábitat, recurro nuevamente a Miguel Ángel que lo describe con estas bellas palabras “testigo de los trajines nocturnos del mochuelo, del cárabo o del búho real, a buen seguro que más de un susto se tiene que haber llevado algún toro al oír posarse en la rama de una encina a la más majestuosa de las aves nocturnas. Amanece, rabilargos, urracas, abejarucos, estorninos, cucos y pequeños pajarillos como carboneros, herrerillos y ruiseñores comienzan su lucha diaria por la vida. Todo este trajín de idas y venidas en busca de comida irá acompañado de la banda sonora que forman sus cantos y silbidos mezclado con el sonido de los cencerros de los bueyes y el bramido desafiante de los toros. Un lagarto se asoma a una gran roca de granito redondeada por la erosión y el paso del tiempo, mientras a dos metros, debajo de él, un gran toro cárdeno sestea a la sombra que le ofrecen las piedras y las encinas.”
Por otra parte dispone de un magnífico y amplio salón museo, con amplios ventanales desde los que se divisan las reses más jóvenes, habitualmente los erales, pastando, jugueteando o descansando, en el que “atesora”, aparte de lo que tiene en Galapagar, innumerables recuerdos de su historia ganadera, entre otros los premios y obsequios de los aficionados que hemos pasado por allí, cabezas de toros importantes. Lugar y punto de encuentro del ganadero con la afición llegada desde todos los rincones de Francia y España, para poder ver y apreciar, la dehesa y los toros de saca, los utreros y los erales, en su hábitat natural, comentar con ganadero y mayoral sus vivencias, sus quehaceres, los lugares donde se lidiarán, y por qué no, también sus “quinielas”, sus apuestas, aunque la mayor parte de las veces la prudencia impera y no les gusta apostar por aquello de que dicen que trae mala suerte.
A título indicativo entre los asiduos más recalcitrantes, año tras año, podemos citar a su gran amigo Pepe de Talavera de la Reina, su joven y gran amigo de Navacerrada Alfredo Fernández, los amigos del Club Taurino Palentino de Palencia, entre ellos de forma especial quiero citar a ese leal seguidor y amante de los “adolfos” que no es otro que Tomás Martín, de Colmenar Viejo José Carlos Chevite, de la Val D’Uxó José Porcar, con su “arretratera” máquina, y su padre, de Castellón Irene Fernández y Javier Arroyo, Fermín de Arnedo (La Rioja), de la Asociación El Toro de Madrid Javier Salamanca, de Toreo en Red Hondo Manoli, Rubén, Álvaro y el magnífico aficionado italiano de Torino Marco Coscia, de Gijón Dionisio Montero, de “Toro, Toreo y Afición” Javier Sanz Berrioategortua y sus chicas Macu y la “rubita” Victoria, Antonio José, Jandro y Carlos Sainz “El niño de las Ventas”, de Almería esas grandes personas y aficionados que son Antonio Berenguel Miras y su esposa, de Cabaña Brava de Zaragoza Emilio Pérez y Rafael “Corrochanito”, desde Teruel el inconmensurable Carlos Barragán, de Calasparra los extraordinarios aficionados de la Asociación El Quite con Enrique Pérez, Juan Carlos Marín y Paco Núñez a la cabeza, tiene muy buena relación con Guadalajara y sus pueblos especialmente con Hita a través de Santiago y Rafael.
Momentos vividos que luego se han trasladado y continuado en los previos en las plazas donde se lidiaban “adolfos”, especialmente en Madrid, cultivando la “adolfomanía” de los “grises”
Momentos vividos que luego se han trasladado y continuado en los previos en las plazas donde se lidiaban “adolfos”, especialmente en Madrid, cultivando la “adolfomanía” de los “grises”
Nunca olvidaré las palabras de Adolfo para nuestra revista “Cerro de San Albín” nº 3 del año 1998, en una entrevista después de haber estado en “Los Alijares” viendo como Gregorio echaba de comer al ganado, por aquellos tiempos con una mula y un carrito conducido con pericia, que hoy se ha transformado en un potente tractor con remolque, “para los aficionados como vosotros tengo siempre las puertas abiertas. Yo como aficionado que soy conozco la ilusión que tienen las personas realmente aficionadas.
Lo que hay que fomentar es al aficionado, que es quien mantiene esto, quien mantiene la llama, quien habla del toro, que no tiene nada que ver con la masa que va a los toros y a la media hora no se acuerda de lo que ha visto. Cuando un profesional de esto me dijo que los aficionados cabían en un autobús, como despreciándolos, se me revolvieron las tripas. El aficionado me da alegría porque es como encontrarte con gente de los tuyos. Al aficionado las puertas abiertas.”
Lo que hay que fomentar es al aficionado, que es quien mantiene esto, quien mantiene la llama, quien habla del toro, que no tiene nada que ver con la masa que va a los toros y a la media hora no se acuerda de lo que ha visto. Cuando un profesional de esto me dijo que los aficionados cabían en un autobús, como despreciándolos, se me revolvieron las tripas. El aficionado me da alegría porque es como encontrarte con gente de los tuyos. Al aficionado las puertas abiertas.”
Deben disculparme por dedicar unas palabras aparte a las convivencias anuales del Club Taurino de Villanueva y Cerro de San Albín de Mérida, tribus comandadas por el “torero de la casa” que no es otro que Joaquín Camacho, que con sabiduría y afición nos traslada sus vivencias anuales de ese lugar de referencia que es la feria taurina francesa de Vic Fezensac, y el que esto les relata, que hemos tenido el privilegio de compartir momentos inolvidables y entre ellos no quiero dejar pasar esta oportunidad para resaltar los fotográficos alrededor del toro con José Antonio, el mayoral, Domingo Fernández Málaga “Costillares” y Paco Ossorio, y otros con el madrileño “Niño de las Ventas” que el día antes pernoctaba en “El Paraíso” de Almoharín, emeritenses como Emilio y Rafa Cardona, Eusebio Pajares, Ángel “el caballero de los pelos blancos”, Trini, Zambrano y sus hijos, Coral de la Osa, Bombita, Jesús y tantos otros que haría excesiva la enumeración. Gracias Adolfo (padre e hijo), José Antonio, Tere, Miguel, Gregorio, Antonio y Carlos.
De esos numerosos días quiero resaltar de forma especial uno. Un acto organizado por el amigo Antonio Berenguel, que siempre recordaré, en el que rendimos merecido homenaje a D. Adolfo Martín Andrés, que culminó plantando, en la parte lateral derecha de la vivienda, “un madroño” traído desde Almería (por problemas climatológicos hubo que replantar otros traídos desde Calasparra, que aún perviven) en tierra cogida especialmente por quienes nos dimos cita aquel día en “Los Alijares” en los lugares de origen como Madrid, Seseña, Villanueva, Almería, Talavera, Teruel, Alcañiz, Mérida, Barcelona, Palencia…, emociones hondas las vividas ese día con las palabras llenas de sentimiento que fuimos desgranando uno tras otro, mientras Miguel plantaba el “madroño” y el final lo puso el ganadero, con los pulsos acelerados y los ojillos “de aquella manera”, al igual que su hijo, con sencillas palabras de gratitud, mientras las nubes se sumaban al homenaje y nos saludaban con una chaparradita.
En el recorrido y seguimiento de cerca en la plaza de mis “grises”, muchas tardes, toros para el recuerdo de esas reatas de “Malagueños”, “Aviadores”, “Comadrones”, “Mulilleros”, “Madroños”, “Madroñitos”, “Horquillones”, Sevillanos”, “Sevillanitos”, “Barateros”… pero cuatro especialmente para el recuerdo, cuatro tardes excepcionales, tres de ellas en Madrid, año 2000 (“Malagueño II” fue el primer toro de la ganadería premiado con vuelta al ruedo), 2003 (“Madroñito” y la corrida en conjunto acapararon todos los premios, a continuación les contaré una anécdota de ese día) y 2007 (un 2 de mayo, un toro “Mulillero”, una indescriptible y memorable suerte de varas) y una en Añover de Tajo (indulto de Malagueño por Robleño)
Y para rematar estas palabras, ahí va la anécdota que les mencionaba.-...... Sucedió un día 7 de junio de 2003 en Madrid. Por la tarde en las Ventas lidiaba Adolfo Martín. Por la mañana después del apartado, saludamos al ganadero y tras desearle suerte le comento “Adolfo hemos traído una pancarta dedicada a “Madoñito” para sacarla luego en la plaza (debo decirles que entre los toros que se iban a lidiar había dos “Madroñitos”, uno de ellos nos había encantado desde que era utrero) a lo que Adolfo contesta con rapidez “no, no, Pedro, no hagáis eso, eso canta mucho y fíjate si pegamos un petardo”, a lo que le contesto “bueno, ganadero, no te preocupes, que no lo haremos”...después las cañitas, la comida, y en el trayecto hacia la plaza decidimos que vamos a meter la pancarta y según vayan las cosas la sacamos o no y eso hicimos. La pancarta la introdujo Molinero. Primer toro, un “Madroñito” vuelta al ruedo, segundo, tercero y cuarto ovacionados y al arrastre del quinto toro, también ovacionado, que era precisamente nuestro “Madroñito”, no nos pudimos aguantar y sacamos la pancarta. A los que estaban alrededor les hizo mucha gracia y aplaudieron. Se nos acercó uno de los alguacilillos que nos dijo que en su larga trayectoria nunca había visto una pancarta dedicada a un TORO…el mayoral nos vio con la pancarta y se emocionó, al ganadero se lo dijimos después y le gustó…una tarde memorable que un amigo emeritense de nombre Emilio Olivas inmortalizó en un dibujo que cuelga en las paredes del salón de “Los Alijares”.
Amigo Adolfo desde esta páginas sólo nos resta desearte ánimo y adelante en estos tiempos difíciles, sabes que siempre contarás con nosotros, con nuestra amistad, nuestro apoyo pero también con nuestra exigencia como aficionados a esos grises con “carbón” para encender la lumbre de la emoción en el tendido…y nos gustaría verlos de vez en cuando en nuestra tierra extremeña, al igual que hace años cuando lidiaste esa extraordinaria corrida en Cáceres. Sabemos que es mucha la responsabilidad y dificultad del mantenimiento de un encaste único como el que representáis tu tío y primo Victorino con la “A” coronada y tú hijo Adolfo y tú con la “V”, pero sabemos que haréis frente al reto. Un fuerte abrazo.
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